Llegas cansado a casa, tras largas jornadas de trabajo con multitud de problemas e imprevistos y con mucho estrés. Unos días sufres dolor en el cuello, otros en la cintura y, encima, das por hecho que esas molestias son normales y que deben formar parte de nuestra rutina.
Pues no, nos vemos en la obligación de decirte que no tiene porqué ser así y que, si bien, no podemos reducir las horas de trabajo, sí la repercusión negativa que éste pueda tener sobre tu salud. Es hora de hablar de ergonomía.
Se define ergonomía como la ciencia que estudia la forma de adecuar la relación del ser humano con su entorno. Tras los 2 artículos anteriores en los que hablábamos de la influencia que tiene el uso de la tecnología actual en nuestra salud, somos más conscientes de la gran repercusión que, nuestros hábitos posturales y nuestro entorno de trabajo (en el que, además, pasamos gran parte de nuestro día), tienen sobre nuestra salud.
Los primeros antecedentes de la ergonomía datan de hace algo más de 25 siglos, en la Antigua Grecia. En esa época, los estadios eran edificados por los maestros constructores teniendo en cuenta las medidas antropométricas de sus patriarcas ancianos, lo que les permitía dar con la mejor ubicación de sus espacios y así lograr su óptima visibilidad.
En los artículos anteriores hemos reiterado los efectos no deseados del abuso de las tecnologías, a pesar de ser muy conscientes de que, en ocasiones, su uso resulta imprescindible. Ya explicamos de manera detallada su influencia en la muñeca y su gran repercusión en la visión. Sin embargo, esos efectos negativos no acaban aquí, pues también pueden afectar al cuerpo de forma global.
Es por ello, que nos parece conveniente abordar, en el artículo presente, esta problemática de una manera integral, sugiriéndote algunas pautas a considerar en la elección y disposición del mobiliario de trabajo, para que cuides y mimes tu cuerpo. Ahí van unos sencillos consejos:
- Evita mantener posiciones de flexión de cuello de forma prolongada. Para ello, sitúa el monitor a una altura que quede en línea con la mirada o ligeramente por debajo. Además, puede resultar útil el uso de un porta-documentos o atril.
- Utiliza una silla ajustable, que presente un buen apoyo lumbar y, a ser posible, con los bordes redondeados, para que el contacto con la parte posterior de las rodillas sea cómodo. Es fundamental que esté bien nivelada, acorde a la altura de la mesa y la pantalla. En el caso de que tenga reposabrazos, es preferible que sean igualmente ajustables.
- Si el teléfono es un elemento esencial en tu rutina laboral, utiliza unos auriculares, así evitarás colocar hombro y cuello en posturas incómodas, además de lesivas.
- Haz que tus hombros permanezcan relajados e intenta corregir su postura cuando seas consciente de lo contrario.
- Asegúrate, antes de comenzar a trabajar, que todo aquello que puedas necesitar se encuentra cerca de ti, situado en un lugar de fácil acceso.
- Adopta una posición sedente adecuada, es decir, la espalda recta y bien apoyada sobre el respaldo, los pies firmemente apoyados en el suelo o en un reposapiés, evita cruzar las piernas y ten los antebrazos y las muñecas aproximadamente a 90º sobre la mesa de trabajo.
- Realiza, de forma frecuente, pequeños descansos; te permitirán anticiparte a la fatiga.
- En este mismo sentido, no acumules pausas de trabajo para tener una más larga.
- Por último, si notas que empiezan a aparecer ciertas molestias o dolores, es porque algo va mal. Replantéate la disposición del mobiliario o realiza un pequeño análisis de tu postura.
Ya sí, llegados al final de estos 3 artículos, esperamos que las pautas que te hemos dado, referentes a hábitos posturales y a la disposición del mobiliario, te ayuden a modificar aquellos hábitos que, inconscientemente, podrían estar dañando tu salud y que tienen una relación directa con el lugar de trabajo.
Y no podemos poner punto final sin matizar que, tan importante es el tratamiento de una lesión como el trabajo de prevención. En la mayoría de los casos, con una sencilla valoración global, se puede detectar la presencia de zonas débiles, que se presentan como candidatas a futuras lesiones. Para ello, en Clínica Luis Baños contamos con profesionales ampliamente cualificados como son nuestros Fisioterapeutas y Readaptadores. Una vez detectados los posibles déficits o descompensaciones, será mucho más fácil recuperar un estado óptimo de salud para nuestro cuerpo.
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