Caminar descalzos por la playa

Un año más, el verano ya ha llegado. Con él llegan también, para muchos, las vacaciones.

Por lo general, en el período estival nos volvemos más activos, posiblemente motivados por el buen tiempo, y salimos a caminar con más frecuencia. A la hora de caminar, uno de los lugares preferidos por la inmensa mayoría es la playa. Y son muchos los que se dejan llevar por la tentación de caminar descalzos por la arena.

Pero, ¿Es saludable caminar por la arena?

Antes de entregarnos a la actividad de caminar por la playa debemos valorar diferentes aspectos para que esta práctica, a priori saludable, no se vuelva en nuestra contra.

Tradicionalmente hemos escuchado que andar descalzo por la playa es muy bueno para la salud en general; sin embargo, también puede suponer un riesgo.

¿Cuáles pueden ser estos riesgos?

Cuando desde niño comenzamos a utilizar calzado nuestros pies dejan de estar preparados para largas caminatas descalzos. En ese momento estamos inhibiendo todo el sistema propioceptivo (sensitivo) que tenemos en el pie y este es uno de los factores que hace que, de mayores, podamos tener problemas en los pies si andamos largo tiempo descalzos.

Para que esto no ocurra lo ideal es realizar una adaptación progresiva que nos permita caminar descalzos sin asumir riesgos. De esta manera evitamos pasar, de forma repentina, de andar todo el año con zapatos (de cualquier clase con o sin tacones, calzado deportivo…) a ponernos a caminar durante 2 o 3 horas por la playa descalzos. Si hacemos esto sin un proceso de adaptación, sin duda alguna, nuestros pies se pueden resentir.

Es cierto que andar descalzo estimula el sistema propioceptivo (que ya hemos visto que podría estar apagado), pero no hay que olvidar ni subestimar la inestabilidad de la arena o las piedras de las playas, que nos podrían generar problemas en el tobillo, o incluso dolor de rodilla, cadera y espalda baja por las compensaciones que realizan estas estructuras ante las irregularidades del terreno.

A todos los aspectos relacionados con andar deberíamos de sumarle la importancia de entender, en qué medida nuestro cuerpo, está preparado para andar medias distancias:

  • Para una mujer que anda mucho tiempo al día en tacones quizá no sería demasiado bueno caminar en la playa. (Solo sería recomendable caminar cortas distancias y por un tiempo limitado).
  • Para una persona operada de un tobillo, rodilla o cadera que no ha recuperado el patrón de la marcha y lleva una asimetría, pasaría lo mismo.
  • A estos aspectos, a su vez, tendríamos que sumarle la elección del calzado adecuado para caminar sin riesgos de lesión.

 

Entonces, si queremos caminar por la playa, ¿Cuál sería la mejor manera de hacerlo?

  • Lo ideal para disfrutar de la sensación de caminar descalzo por la arena sin riesgos sería hacerlo durante períodos de unos 15-20 minutos como máximo, por playas de arena fina y en los dos sentidos de la playa, para compensar los desniveles que pueda presentar el terreno.
  • Si quisiéramos dedicarle más tiempo, deberíamos hacerlo calzados y por una superficie firme (un paseo marítimo, por ejemplo) para poder seguir disfrutando de todos los beneficios de andar a nivel del mar.
Caminar desacalzos por la playa.

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