Tratamiento para la gastritis

La inflamación puede ser:

• Aguda: Cuando la duración es de pocos días, normalmente provocada por: toma de fármacos, consumo excesivo de alcohol u otras sustancias/alimentos no adecuados, así como factores de estrés. En estos casos cuando el agente causante desaparece, suelen remitir también los síntomas.
• Crónica: Cuando la duración se prolonga en el tiempo. En este caso puede haber detrás múltiples factores; entre ellos, lo más común es una alteración bacteriana.

Los síntomas más frecuentes son dolor en abdomen, gases (sobre todo en forma de eructos), reflujo, ardor o acidez, nauseas o vómitos y alteraciones a nivel de las heces. El paciente puede tener la sensación de que muchos alimentos “le sientan mal”, así como pérdida de peso por ausencia de hambre.

Realizamos técnicas manuales suaves y diversas para mejorar la movilidad y la motilidad (función) de la víscera, aplicando técnicas directamente sobre ella, sobre otras vísceras vecinas y sobre los tejidos de alrededor. Así mismo, tratamos la columna vertebral y, en especial, los segmentos vertebrales encargados del funcionamiento de dicha víscera para asegurar su correcta nutrición e inervación.

Desde el departamento de psiconeuroinmunología podemos estudiar más a fondo cómo están funcionando todos los sistemas corporales y, a partir de ahí, marcar algunas pautas de alimentación y conducta con el objetivo de mejorar el funcionamiento a nivel interno de las vísceras afectadas.

Por otro lado, en Clínica Luis Baños disponemos de la última tecnología que nos ayudará a complementar todo el tratamiento anteriormente descrito. El láser súper pulsado de alta energía o el physicalm nos ayudarán a conseguir un efecto analgésico, así como a generar un estímulo en las vísceras afectadas consiguiendo mejorar el funcionamiento de estas.

CONSECUENCIAS DE NO TRATAR LA GASTRITIS A TIEMPO

En casos severos y cronificados en el tiempo, una gastritis puede dar lugar a úlcera estomacal, entre otras patologías de diferente índole.

Para evitarlo, cuanto antes se tomen las medidas oportunas de tratamiento, menos probabilidad existirá de que ésta se desarrolle.

• Malos hábitos alimenticios: consumo de alimentos procesados, azúcares, alcohol, etc.
• Estrés y ansiedad: nuestro organismo no está preparado para estar sometido a un estrés crónico y, cuando este ocurre, se generan ciertas sustancias que pueden llegar a ser inflamatorias y generar daños en nuestros sistemas.
• Toma continuada y excesiva de ciertos medicamentos (sobre todo los antiinflamatorios).
• Biorritmo no adecuado: no descansar por la noche las horas suficientes puede generar una mala regeneración de los tejidos y provocar un mal funcionamiento visceral.
• Hidratación inadecuada.

Todas las anteriores son algunas de las causas más frecuentes que pueden generar ambientes más inflamatorios a nivel de la mucosa digestiva. Esto puede producir un desequilibrio a nivel de sistema gastro-intestinal, lo que favorecería gran parte de la sintomatología ya descrita anteriormente.

Para evitarlo, cuanto antes se tomen las medidas oportunas de tratamiento, menos probabilidad existirá de que ésta se desarrolle.