¿Sientes o has sentido dolor en la zona del tendón de Aquiles? ¿Eres corredor y, al volver a correr tras un tiempo parado, sientes un dolor en la zona del talón que no se llega a solucionar?
No te preocupes, es normal que, después de tantos meses de parón físico, al retomar la actividad, se produzca alguna sobrecarga de los tejidos. Esa sobrecarga, mantenida en el tiempo y sin intervención, puede derivar en una tendinopatía del tendón de Aquiles.
¿Qué es la tendinopatía del tendón de Aquiles?
La tendinopatía del tendón de Aquiles es un dolor que aparece, normalmente, en la zona del tendón de Aquiles, en la zona del talón o en zonas laterales del talón. Este tendón es el que une los músculos de la pantorrilla con el calcáneo (talón del pie), y resulta fundamental para: andar, correr, saltar y una gran cantidad de movimientos propios del ser humano.
¿Por qué aparece el dolor en alguien que siempre ha corrido o ha hecho deporte y nunca ha sentido molestias?
Cuando dejamos de estimular un tejido como el tendinoso, que absorbe gran cantidad de los impactos que se producen cuando corremos, ese tejido pierde muchas de sus propiedades y se hace más frágil. Esto mismo ocurre con gran cantidad de tejidos de nuestro organismo.
Y para evitar una desadaptación de los tejidos, necesitamos estimular continuamente y de forma controlada nuestro organismo. De ahí la importancia de la actividad física, tan indispensable para la salud desde todos los puntos de vista.
Pero ojo, un mal estímulo que sobrepase la capacidad de ese tejido también será dañino y podrá producir una reacción de degeneración y pérdida de sus propiedades. Por eso, si hemos estado mucho tiempo parados y luego volvemos a nuestra actividad habitual de golpe, sin una progresión, corremos el riesgo de caer lesionados.
Entonces… ¿qué tengo que hacer?
Cuando sufrimos una tendinopatía del tendón de Aquiles… lo primero que habrá que hacer es evaluar las razones por las que se ha producido esta lesión. Puede deberse a un exceso de impactos sobre el tendón; un tendón que no estaba preparado para soportar tanto estrés. En ese caso, hay que controlar la carga y comenzar a planificar una progresión adecuada que permita, al tendón, mejorar sus propiedades.
Además, hay que valorar funcionalmente qué puede estar ocurriendo, identificando posibles causas y abordándolas. Una valoración biomecánica de la técnica de carrera, en caso de que sea corredor, o del patrón de la marcha, permitirá descubrir si existe una mala técnica que pueda aumentar, aún más, el estrés sobre el tendón.
Antes de correr, hay que fortalecer la musculatura, mejorar los tejidos y aprender a moverse bien.
El ejercicio físico progresivo, adaptado a las valoraciones previas, constituirá la base sobre la que se sustentará el tratamiento que permitirá ir mejorando, de forma paulatina, las propiedades del tejido.
Hay que aprender a moverse bien para, poco a poco, poder moverse mucho. No se pueden saltar pasos; antes de correr, hay que fortalecer los músculos que van a soportar esas cargas y hay que mejorar cómo el cuerpo absorbe y transmite la energía del impacto contra el suelo cuando se corre. Si no se progresa con cautela, y teniendo en cuenta lo detectado en la valoración, se corre el riesgo de sobrecargar y caer lesionados o dar un paso atrás en la recuperación.
Toda esta base de valoración funcional y ejercicio debe ir acompañada de un buen diagnóstico inicial y de técnicas de fisioterapia específicas para el tendón. Combinando todo esto, conseguiremos mejorar la respuesta del tendón, aliviar el dolor y acelerar los procesos de regeneración y la vuelta a la funcionalidad.
Por último, no podemos olvidar que el mejor tratamiento de una lesión es el que no llega a necesitarse. La prevención es clave para evitar la aparición de una lesión. Y, para ello, es fundamental valorar todo previamente y ponerse en manos de expertos en movimiento, que establezcan las cargas iniciales y te guíen en el proceso de entrenamiento.
Porque es cierto que, incluso valorándolo todo de forma minuciosa y muy especializada siempre puede haber riesgos, esos riesgos tienden a ser ridículos en comparación con los enormes beneficios que aporta la actividad física.
Por ello, tengas o no una lesión, si quieres empezar a correr, andar o hacer cualquier tipo de deporte, no dudes en ponerte en contacto con nosotros, ya sea para recuperarte o para prevenir lo máximo posible que esa lesión se produzca. Así, aprovecharás, con garantías y sin asumir riesgos innecesarios, los innumerables beneficios que ofrece la actividad física.
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